Coge esa manta, acurrúcate en el sofá y ve una buena película, que te haga reír, llorar y soñar. Para acompañar saca del frigorífico tu helado favorito de chocolate (o vainilla). Quédate todo el día en pijama, calentita, mientras fuera se oye el rugido del viento y ves por la ventana las narices rojas de la gente. Sube el volumen de la radio y canta a pleno pulmón tu canción favorita que ahora está sonando (como siempre pasa en las películas). Invéntate una coreografía y haz que baile hasta el gato. Saca de la estantería ese libro que te hizo vivir mil y una aventura. Rompe a reír mirando esas fotos de cuando eras pequeña... Sí, hoy es el típico de no hacer nada y de hacerlo todo.
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